Ya han pasado tres meses desde que la convención constituyente comenzó a trabajar. Si bien, el trabajo de este primer trimestre ha estado en posicionar y “echar a andar” la maquinaria, desde hace unos días los contenidos de la nueva constitución se comenzaron a discutir.
Uno de los primeros temas que debieran emerger al escribir una carta fundamental es la gestión gubernamental, pese al bajo reconocimiento ciudadano de su importancia (por ejemplo, en Encuesta PAIS, cuando se consulta por los principales problemas del país emerge la delincuencia —43% de la menciones— y salud —40% de las menciones, no necesariamente la estructura gubernamental).
¿Pero por qué nos debería importar el sistema político en la gestión de gobierno?
En primer lugar, porque en Chile el presidente no es solo la cabeza de la administración —el gobierno—, sino que además es el jefe de Estado —la burocracia. Y, en segundo lugar, la gestión de gobierno tiene mucho de la idiosincrasia e identidad de la administración, y se enmarca en un sistema político que delinea los alcances que puede tener la misma. En definitiva, nada escapa a la estructura del sistema político.
Ahora, pese a que la gestión gubernamental no se posicione como problema…
¿Existen preferencias en los y las chilenas respecto al tipo de sistema político que se desea implementar?
Antes que todo, es necesario saber cuáles son las características del actual sistema político chileno. Desde la ciencia política y el derecho, académicos e investigadores han definido el particular sistema político chileno en base a tres características. Las relacionadas con la administración son:
- Hiperpresidencialismo. Lo que implica que el presidente tiene fuertes potestades constitucionales las que permiten afectar el status quo unilateralmente mediante poder de veto, decretos, ejecución presupuestaria, monopolio legislativo y agenda setting1.
Sistema de partidos. Que permite crear coaliciones de gobierno en la magistratura para poder gobernar con mayorías absolutas y relativas en el congreso. Por tanto, el presidente controlaría la legislatura para usarla y aprobar las políticas públicas de gobierno.
Quorums supramayoritarios. La actual constitución crea quórums que prevé la alianza de una gran mayoría para poder aprobar o rechazar alguna política pública materializada en una ley o normativa. Si bien, esto implica que las normativas se aprueban con una gran mayoría, la contracara es que una muy menor minoría puede coartar el proceso legislativo.
Con esto como antecedente, entramos a ver algunas preferencias mencionadas en Encuesta PAIS, respecto a la pregunta de “qué sistema político prefiere para Chile”, en el contexto de la discusión de la nueva constitución. Los datos sorprendentemente manifiestan una adhesión mayoritaria por un sistema político semi presidencial el cual equilibra el poder del presidente y del congreso. Tendencia que se repite al segmentar por edad, nivel socioeconómico y tendencia política —con algunos matices.
Casi dos tercios (65%) de las personas encuestadas prefieren un sistema político semi presidencial, 17% prefiere un sistema político parlamentario y un 13% un sistema político presidencial.
Varias cosas por destacar. Primero, el sistema político actual —correspondiente al presidencial— queda en tercer lugar de preferencia relativa, lo que puede estar reflejando la baja conformidad con la estructura del sistema gubernamental actual.
En segundo lugar, entre quienes aún prefieren el sistema presidencial, destacan las personas mayores de 61 años, lo que nos indica una posible mayor resistencia en este grupo al cambio de sistemas de gestión gubernamental. Ver figura 1).
Figure 1: Sistema político de preferencia, según edad
Y, en tercer lugar, es de notar la diferencia según tendencia política. Específicamente, la mayor proporción de quienes no quieren cambiar el sistema político (es decir, quienes prefieren mantener el sistema político presidencial) son quienes se autoidentifican con la derecha. Ver 2).
Figure 2: Sistema político de preferencia, según tendencia política
En suma…
De acuerdo con las cifras de Encuesta PAIS2 y respondiendo la pregunta que titula este post, parece que las personas encuestadas sí desean cambiar el sistema político actual a uno semi presidencial. Esta preferencia puede estar actuando como otro indicio del descontento mostrado desde el estallido social, que se orienta a cambiar el sistema que hoy nos rige.
Nos indica también una idea de conciliación entre el poder ejecutivo y el legislativo. Esta noción nos invita a pensar dos cosas. La primera respecto a la idiosincrasia política de gestión. Parece que los chilenos prefieren sistemas de poder equilibrados, donde ninguna de las partes pueda tener más o menos poder que otro.
La segunda tiene que ver con el simbolismo de un sistema semi presidencial. Porque si bien este tipo de sistema refiere a un equilibrio entre el poder presidencial y del congreso, también refiere a una forma de hacer política pública distinta a la que hoy conocemos3. Por lo mismo, quizás la respuesta de los encuestados está mayormente dirigida a lo que simboliza, que a lo que significa en la práctica4.
Entonces, cabe preguntarse, ¿por qué no se prefiere mayoritariamente un sistema parlamentario —como contracara del sistema (hiper)presidencial que hemos vivido hasta hoy—?, ¿el sistema semi presidencial es efectivamente la conciliación entre el sistema presidencial y el sistema parlamentario? ¿por qué nos parece más preferible esta opción, y no un sistema presidencial con menos características “hiperpresidencialista” del actual?
¿Hacia dónde se orientará la nueva constitución?
Agenda setting del presidente/a es la capacidad que tiene el mandatario para fijar temas de discusión sobre la agenda pública. Esto se observa en cómo los presidentes ponen temas legislativos a discusión en el congreso mediante mecanismos como las urgencias, suma urgencias, entre otras.↩︎
Por ejemplo, la teoría política indica que en un sistema semi presidencial existe un presidente y primer ministro. Estas características no se han visto en el sistema político chileno.↩︎
No sabemos qué entienden las personas encuestadas por ese sistema.↩︎